La Reina.

I parte:

¡Rayos, truenos, gatos! La belleza del pantano abre los brazos, caracoles y babosas se rinden a sus pies, ¡a sus garras!

Ella se desnuda, se clava un hacha en el estomado y así da a luz a los gusanos de su alma.

Pútrida, vieja ¡TODA UNA BELLEZA!, Skylindra, la reina de las tierras.

Su hedor a cuerpo muerto, su maldad reflejada, miles de escorpiones esperan su llegada, un velo colgando de la mitad de su cráneo, un vestido razgado, prueba del mayor acto de fechoría cometida, el día que le pusieron una hija.

Skylindra, la reina violada, tiene su alma más que vomitada, centenares de gusanos la carcomen por dentro, y la reina, Skylindra, espera más tormento.

II parte:

Skylindra, la reina violada, muere y vive como una olvidada y mientras pasan las pútridas tardes, la sangre cuagula más rapido, las moscas se multiplican y gusanos verdes comienzas a comerse su cerebro, ese medio muerto ¿O medio vivo? Nadie sabe porque ya nadie la recuerda. En su cara se escriben horrorosos poemas, en sus brazos cortes regulares le dan un toque de belleza, Skylindra pútrida y paciente, solo quiere que le devoren la mente. Olvidar no es fácil, personar casi imposible, y los recuerdos tortuosos de su vida en vida, son como películas snuff sin final, la matan, la torturan pero la dejan respirar, asi media vivita, para su sufrimiento disfrutar.

Ah pero que vida tiene la reina, gran asqueroso palacio, sirvientes muertos por ella ¡Si, ironía decrepita! Su historia de amargura es conocida por todos los muertos del lugar, quienes casi sienten envidian del tormento provocado, esa cuota extra de maldad en su asesinato, la convierte en en la famosa reina violada, en la famosa dama torturada, en la distinguida Skylindra, la puta embarazada. Los rumores corren en los pasillos con olor a muerte, los inertes presienten que algo no anda bien... las muertas lenguas dan a conocer, que la hija de Skylindra volverá a nacer...